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Crónica Jonathan Kreisberg‏.



YAKUZA JAZZ por Mateo Rived.

JONATHAN KREISBERG (GUITARRA)
WILL VINSON (SAXO)
RICK ROSATO (CONTRABAJO)
COLIN STRANAHAN (BATERÍA)

Dijo una vez Kreisberg que "hay que ser un ninja de la guitarra"... No hay bemoles ni alterados en semejante afirmación, y alguno de los presentes en su concierto del pasado miércoles en el jaimito's podría dar buena cuenta de ello. Kreisberg no dejó de ser Kreisberg. Llegó sin disfraz, se concentró unos segundos en su particular ceremonia del aceite, y nos asestó la puñalada. No pestañeó, no era necesario. El corte fue limpio y sin desgarro, y para muchos tan imperceptible como placentero. ¡Y tan placentero!

Los mejores perfumes van en frascos pequeños, y también los mejores venenos. Kreisberg hizo en el jaimito's uso de ambos, cada cuál en su momento adecuado. Un despliegue de recursos silenciosos que brillan momentáneamente entre las sombras y, cuando crees haber visto algo, es ya demasiado tarde. El ritual ha comenzado, no hay escapatoria. La música de Kreisberg es como la flecha de Cupido, no se ve llegar, no duele, y su tamaño es incalculable, pero está ahí cuando siquiera empezábamos a pensar si... Demasiado tarde.

Kreisberg es un maestro del tempo y la dinámica. Se mueve tan rápido por el mástil de su guitarra como un gato negro en la sombra, sin perder detalle. Nada parece estar hecho al azar, y ¡lo hace tan bien! Se desvive en cada nota con emoción, con furia pero sin ser visto, con entrega pero sin pedir factura. Y el pasado miércoles lo hizo con el apoyo de su pandilla de sicarios. Wil Vinson, el hombre sereno, que se desdobló entre el saxo alto, su instrumento natural, y al que consigue sacar un sonido de una entereza poco común, y el piano. Rick Rosato, menudo y siempre sonriente, que hizo un concierto buenísimo. Y, junto a los motores, el increíble Colin, que más que un reloj suizo, parece un tren japonés, de esos eléctricos, futuristas, que caminan sin tocar el suelo.

Dicen que los grandes, cuando se juntan, parecen aún más grandes. ¡Que no os quepa duda!
Y no olvidéis dejar una luz encendida por la noche...

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