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Hay ciudades que no están muertas, que arden.

Si la Cultura de las ciudades es reflejo de la sociedad que la construye, entonces el cambio debe ser social para alcanzar una plenitud cultural. Así de simple.
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“El tema es que Valencia no está muerta como entidad, quizá cabecea, pero no está muerta.”
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Una ciudad que tiene la capacidad de albergar prácticamente todo cuanto desea, es una ciudad que podría ser catalogada como 'completa', si nos centramos en el tema cultural y sus matices. En el caso de Valencia como ciudad, no es que el interés por la Cultura esté olvidado, ni que muchos de sus habitantes sean seres pasivos que pasan de todo; ya que en realidad no es éso lo que realmente afecta a un efectivo desarrollo, sino que los intereses no están enfocados hacía este lado, al lado de la Cultura, entendiendo por Cultura como el fenómeno social impulsado por quienes pretenden que las artes sean un estilo de vida, parte de lo que llamamos cotidiano.

Esta ciudad está más viva de lo que se cree. Existen eventos para el gusto incluso de sibaritas de las artes y al alcance de la mano de cualquiera. Hay espacios (es verdad, han cerrado varios, pero los hay) que se adaptan a las necesidades de quienes los sitúan y los experimentan como visitantes.


Tiene la ciudad unas características geográficas que la dejan posicionada en un espacio-tiempo capaz de ir siempre a más, a un lugar donde la mejora es parte de su naturaleza. Es cuna de creadores en diferentes disciplinas, y ellos como fuertes cimientos soportan la estructura social del Arte que alberga. Pero es verdad, Valencia se ve opacada por otros intereses, unos más importantes, unos que al parecer deben ser los que guíen la ciudad, los que le prendan fuego, los que la alimenten, los que la dejen marcando el mapa; uno obsoleto que carece de importancia para las artes, un mapa anticuado que ni de popular debería ser tomado.


El tema es que Valencia no está muerta como entidad, quizá cabecea, pero no está muerta. Puede ser que lo que falte sea empuje, ímpetu en hacer las cosas; en tomar una decisión y construir lo que todos estamos buscando: una oferta cultural más rica y con más contenidos, un engranaje que ancle el sistema y no navegue a la deriva.

Existen varios puntos clave donde hay personas haciendo cosas. Estos puntos, ahora de apoyo, son sitios ubicados en diferentes zonas, desde las céntricas hasta los extrarradios que también están cargados de ofertas enriquecedoras. Son la base de que una sociedad como la que nos ha tocado construir, siga funcionado, o mejor dicho, funcione. Por lo tanto, es importante conocerlos y saber qué es lo que tienen para darnos y cómo lo hacen, incluyendo a sus partícipes, que serán parte de este engranaje que constituye el motor del mecanismo del sistema, uno que queramos o no, es el que tenemos y que por lo tanto, nos toca engrasar y mantener para que no se rompa o descomponga en el intento de funcionar.


Quizá lo que falta sea esto: una reflexión sobre cómo construimos los cimientos sociales y cómo en respuesta obtenemos lo que nos toca a nivel cultural.


Alejandro Álvarez

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